domingo, 18 de junio de 2017

Las tres leyes fundamentales del mercado

Extracto del libro El Método Wyckoff

<<Si detrás del movimiento de los precios está la mano del “dinero profesional” con sus acciones de manipulación (acumulación y distribución), la opción que nos queda a los pequeños operadores que queramos sacar algo de beneficio pasa por aprender a detectar las huellas que estos profesionales dejan cada vez que mueven ficha, y tratar de posicionarnos en su misma dirección. Pretender ser más listos que ellos y pensar que podemos adelantarnos a sus intenciones es subestimarlos y sobrevalorar nuestras capacidades. Es mucho más inteligente aprender a esperar a que ellos actúen, que el mercado desarrolle sus primeros movimientos y luego tratar de aprovechar una porción del recorrido que ellos disfrutan.

1. Ley de oferta y demanda

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El precio de cualquier bien o servicio (en nuestro caso, activo financiero) será el resultado de la interrelación entre aquellos agentes que ofrecen ese activo (la oferta) y la de aquellos agentes que quieren ese activo (demanda). Cuando la demanda excede a la oferta, el precio del activo tenderá a subir, y cuando la oferta es la que excede a la demanda, el precio tenderá a bajar. Así de sencillo. Lo que ha transcendido de la ley de la oferta y la demanda, en el ámbito del análisis técnico, es que para que el precio de un activo suba (o baje) de forma “sana”, el volumen tiene que acompañar al movimiento de una forma intensa, como síntoma de que la demanda supera a la oferta, o a la inversa. Esta afirmación, sin más reflexión, ha llevado a muchos analistas técnicos a asociar la idea de que una subida (o bajada) del precio sin un excesivo incremento del volumen era sinónimo de un movimiento “pobre”, sin futuro, condenado a fracasar. Sin embargo, esto no es cierto, ya que se ha obviado algo tan evidente como que, para que la demanda exceda a la oferta (o la oferta exceda a la demanda), no tiene por qué haber un incremento sustancial de la demanda sobre la oferta (o de la oferta sobre la demanda), que es lo que provocaría un incremento del volumen, sino que los precios podrían subir o bajar también por falta de interés de una de estas dos variables. Esto no producirá, en ningún caso, un aumento en la actividad de negociación. Es decir, el precio puede subir, o bien porque la demanda aumenta con respecto al nivel de oferta, o bien porque es la oferta la que “se retira” con respecto al nivel de demanda. Y por el contrario, el precio puede caer o bien por un aumento significativo de la oferta con respecto a la demanda, o bien porque es la demanda la que se retira. En los primeros casos, el volumen se incrementará a medida que el precio avanza, pero en los segundos no. El profesional que acumula o distribuye: necesitará testear si aún hay oferta o demanda en el contexto porque mientras haya, por ley de oferta y demanda, el precio no podrá subir o caer. El profesional sabe que mientras tenga oposición (oferta o demanda) que ponga en peligro sus intereses, el precio podría darse la vuelta y hacerle perder dinero. Por eso necesita estar seguro de que ya no tiene ninguna presión contraria que impida el movimiento de los precios a su favor.

2. Ley de causa y efecto

Wyckoff observó que todo desplazamiento del precio tiene un origen concreto que lo provoca. O dicho de otro modo, todo “efecto” tiene su “causa”. Es decir, ningún movimiento del mercado es aleatorio, sino que es fruto de las maniobras provocadas por los profesionales, que, con sus procesos de acumulación y distribución, provocan los movimientos de los precios. Cuanto más intensos sean estos procesos de acumulación o distribución (causas), más potente será el resultado posterior (efecto). 



3. Ley de esfuerzo y resultado


Todo esfuerzo debe tener un resultado en armonía con dicho esfuerzo. El esfuerzo lo vemos en el volumen: un incremento de volumen significativo nos indica que el dinero profesional está esforzándose para “producir” un movimiento (de continuación o de giro). Y la armonía la obtenemos en tanto en cuanto ese esfuerzo sea capaz de romper una zona significativa de soporte y resistencia. Es decir, si observamos que el precio se enfrenta a una zona importante de suelo, o de techo, y es capaz de superarla, diremos que hubo armonía entre dicho esfuerzo y su resultado. Si, por el contrario, vemos que, ante dicho esfuerzo, el precio fracasa en su tentativa de ruptura, diremos que hubo “falta de armonía”, lo que nos sugiere que estamos ante un gesto de acumulación o distribución profesional que provocará un inminente giro del precio.
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Esta ley es muy útil para intuir finales de tendencia en zonas significativas de soporte y resistencia. Cuando el precio se aproxima a una zona conocida de soporte o resistencia, es previsible que aparezcan nuevos operadores que apuesten por el giro. En principio no sabemos qué sucederá ni qué intenciones tiene el profesional en esa nueva zona, pero podemos leer sus huellas en el precio y el volumen. Si al llegar a ese nivel importante vemos un aumento significativo del volumen, podemos estar seguros de que el profesional está actuando, de eso no hay duda. En principio no podemos saber qué intenciones tiene (si alcistas o bajistas), pero sabemos que está tomando acción de forma decidida. Pero ¿están comprando (o vendiendo) con intención de romper la zona conflictiva o, por el contrario, todo ese volumen es fruto de un gesto de acumulación que apuesta por el giro?

Es imposible saber con certeza de antemano si toda esa intensidad negociadora se debe a un motivo u otro, pero podemos hacer una deducción muy sencilla: si el precio termina perforando el nivel significativo de soporte o resistencia es porque todo ese volumen (esfuerzo) es de intención tendencial, es decir, hubo armonía entre el esfuerzo y su resultado. Sin embargo, si la ruptura fracasa podremos deducir que todo ese volumen, lejos de tener implicaciones tendenciales, esconde un gesto de acumulación o distribución profesional dispuesto a cambiar el sentido del precio.>>

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